Tengo noción del tiempo 5 o 6 años, se me metieron las matemáticas en el alma y desde ahí para siempre, no faltaba la sesión en casa en donde me preguntaban las tablas de multiplicar y era certero en mis respuestas. Luego en kínder comenzaba mis estudios a veces en la sala de clases con un combo o un chascón que eran los chupetes dulces de esos tiempos y el librito “Ojo” con el cual comenzábamos a aprender a leer.
Pronto en la escuela primaria hasta el cuarto preparatoria iba pasando y pasando de curso, la escuela estaba a una cuadra de casa, así todo era cercano. Comenzaban los juegos con los vecinos, las naciones, cargar la burra, a las bolitas, achita y cuarta y otros más que nos hacían gozar momentos de niñez muy particulares.
Pronto un viaje, a Concepción, a casa de los abuelos paternos en el barrio universitario junto al cerro Caracol. Ahí los hermanos mayores nos llevaban en carretilla por las faldas del cerro en donde estaba enclavada una gran casa de madera con dos pisos y llena de rincones mágicos.
También recuerdo el tren, yo el más pequeño de los hermanos en brazos de papá, tosiendo y al terminar de toser le decía a mi padre “YA PACHÓ PAPITO” mientras el tren seguía su traqueteo sobre el camino ferroso. Ahí en casa de los abuelos era toda una aventura, había un gran ciruelo que cuidaban mucho y por supuesto los niños no tanto, si no que iban furtivamente y sacaban más de una ciruela aunque esta estuviera verde, jaja cosas de niños que no eran muy aceptadas por la abuela y las tías.
Luego de vuelta a Santiago, a casa, recuerdo la mesa servida, padre madre en las cabeceras y todos los siete hermanos sentados pulcramente cada uno en su silla sin emitir palabra almorzábamos tranquilamente. Pensándolo ahora, yo creo que esos almuerzos y comportamientos generaron un gran bienestar en nosotros, pues nada nos distraía de esos momentos y consumíamos con absoluta calma nuestros alimentos.
Traslademos eso mismo a estos tiempos. “La mesa servida, unos están otros no, los padres generalmente no están, está prendida la televisión dando noticias de caos, accidentes, bombardeos y otros que son generados por las actuales sociedades, POR OTRA PARTE EL TELÉFONO CELULAR, viendo la pantalla, mandando y recibiendo mensajes, escuchando música y viendo videos”.